La película “Detrás de la pizarra”, está basada en una historia de la vida real, relata la primera experiencia de la maestra Stacey Bess.
Esta joven maestra norteamericana, esposa y madre de dos niños, decide ejercer su profesión y concursa para una vacante en alguna escuela pública. Casi inmediatamente se le asigna una vacante, al día siguiente se dirige a una “escuela” (la cual no contaba ni con un nombre), ubicada en un barrio muy pobre, específicamente estaba ubicada en un refugio transitorio para personas sin trabajo y sin vivienda fija, con condiciones precarias.
La maestra debía dar clase a los niños de esas familias en tránsito, desde el primero hasta el último grado. Los niños padecían hambre y maltrato por parte de sus padres, la mayoría de ellos alcohólicos o drogadictos.
La reacción inicial de la maestra fue abandonar el lugar e irse a su casa, ya que además de tratarse de un lugar deprimente y sucio, carecía de los materiales básicos para poder dar clases. Pero luego, apoyada por su más que comprensivo marido, decidió no eludir el compromiso y aceptar el desafío.
A pesar de ser totalmente ignorada por las autoridades ante sus reclamos y solicitudes, nunca se rindió y después de un lapso de tiempo y mucho esfuerzo, fue escuchada y finalmente los niños y la maestra tuvieron los materiales que necesitaban para estudiar
La maestra por su lado, ayudaba con los problemas personales que cada niño tenía con su familia y se hacía cargo de responsabilidades que estaban mucho más allá de sus funciones.
Finalmente los esfuerzos de la maestra, los padres y los niños lograron que el gobierno autorizara la incorporación de estos niños a las escuelas públicas comunes, a las cuales no tenían acceso.
La maestra ha recibido varios premiso y reconocimientos a nivel local y nacional por su labor social y desinteresada y continuó enseñando durante ocho años más en una escuela convencional.
Hoy en día está dedicada a brindar conferencias en todo el país sobre desarrollo social y educación en pro de los niños.